"Si no estás preparado para las respuestas, no formules las preguntas"
Muchas veces en la vida, querríamos saber más, nos apetecería preguntar, nos gustaría que de la boca de alguien salieran ciertas palabras, y entonces, nos lanzamos a preguntar, con la vana esperanza de oír aquello que anhelamos; pero no siempre obtenemos la respuesta adecuada. Sólo por eso, deberíamos plantearnos antes de preguntar, si estamos dispuestos a escuchar cualquier respuesta, y si tenemos dudas, valorar si preferimos conocer una verdad incómoda o mantener una "cómoda" ignorancia.
Yo, hace mucho que lo practico.
Primero, lo practiqué en tercera persona, y se convirtió en una de mis respuestas "estrella", durante interminables conversaciones en las que me sentía interrogada, porque no tengo por qué mentir, no me gusta, y no lo hago (*). Así, a mis interlocutores les espetaba una frase tipo "¿de verdad quieres conocer la respuesta a esa pregunta?" "¿Estás preparado para escuchar lo que tenga que decir al respecto, sea lo que sea?".
Después lo he practicado en primera persona, cuando sentía una enorme curiosidad por conocer detalles de viajes, compañías, quehaceres u opiniones de otras personas, y me he preguntado a mi misma, antes de formular las preguntas en voz alta ¿estás preparada para que te contesten algo que no te apetece oír? Y la respuesta, suele ser "SI", pero a veces, ha sido "NO" y las incógnitas permanecen.
Mis interlocutores en estas cuestiones, se reconocerían perfectamente en éstas letras . . . si es que me leyeran, pero sinceramente, no creo que lo hagan, a fin de cuentas nunca han estado preparados para oír todas las respuestas, y ahora, además, probablemente ya no les interesen. Y yo, nunca les he mentido, y no voy a empezar ahora.
(*) "No todo el mundo necesita saber todas las cosas", es el título de otra entrada del blog, que está en el horno.
La he publicado con el título "La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?" 14.12.2012