jueves, 7 de mayo de 2020

Riñas de alcoba

Ya no me quieres como antes . . .

La primavera la sangre altera, dicen. En realidad todos los cambios de estación lo hacen,  pero este año, aún más. 

Las riñas de alcoba también se han reinventado. Yo he tenido una muy curiosa esta mañana.

Se me ha ocurrido abrir el arcón bajo mi cama, con intención de guardar una  funda nórdica, y no, no me he encontrado ningún cadáver, pero si una maleta roja de ira que nada más verme me ha espetado:

- Por fin, dichosos los ojos.
- Hola, sí, hace mucho tiempo que no nos vemos
- Pues ya iba siendo hora, que me tienes aquí olvidada.
- Olvidada, no, es que no he podido . . . 
- ¡Excusas, excusas, excusas!
- Es cierto que a lo mejor te podía haber avisado.
- Pues habría sido todo un detalle.
- Pero no habría cambiado nada.
- Eso será para ti, yo habría pensado que al menos te importo.
- Claro que me importas, pero . . .

En ese momento mi maleta de cabina negra, desde su interior, con su vocecilla amortiguada, ha decidido sumarse a la discusión:

- Claro, eso nos lo dices a todas, pero luego, pasas de nosotras, y no nos das ni una simple explicación.

Y en eso los bolsos de la playa:

- Eso, que nos dejas aquí y cuando llega el momento de venir a buscarnos, no vienes, y luego vienes contando milongas.

Y todos a coro:

- ¡Ya te vale!!!

En fin, que he cerrado el arcón y ya volveré a explicarles lo del confinamiento cuando se calmen un poco los ánimos.

Riñas de alcoba, ¡Cuánto os echo de menos!  ¿O no?