No me gustan los imperativos
Cuando estudiamos otras lenguas, nos damos cuenta que no todos los idiomas son igual de "amables", pero no siempre reparamos en que el uso que hagamos de ellos revela, no sólo nuestra competencia lingüística, sino parte de nuestro carácter.
Por eso, porque las frases en imperativo siempre me parecen órdenes, y una ha salido un poquito díscola, no lo llevo bien . . .
Los "¡Déjame!", "¡Quita!", por bien intencionados que sean, me molestan, y los "¡Dame!" "¡Tráeme!" o "¡Hazme!", directamente no los soporto . . .
Sustituir los imperativos por otro tiempo verbal adornándolos con un leve tono interrogativo, obra milagros, y como muestra, un botón o varios:
-¡Déjame, ya lo abro yo!
-¡Quita, ya llevo yo las bolsas!
-¡Pásame el salero!
-¡Tráeme una cerveza!
-¿Te ayudo con las bolsas?/¿Quieres que las lleve yo?
-¿Me pasas la sal?
-¿Me pasas la sal?
-¿Me traes una cerveza?
(sólo si es de paso...)
(sólo si es de paso...)
en la mayoría de las ocasiones, es casi más importante como te lo dicen, que lo que te dicen...
ResponderEliminarHola, deduzco que los imperativos van de la mano de l@s mandon@s ¿no?
ResponderEliminarSeguramente, pero se puede ser muy persuasivo y no resultar mandón/a, hasta las voces más contundentes o graves, debidamente moduladas pueden resultar convincentes, mi experiencia laboral lo acredita....
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