viernes, 27 de abril de 2018

De manadas y otros animales.

Estoy de vacaciones, estoy fuera de España y hasta aquí han soplado fuertes los vientos de la indignación. 
La indignación de miles de personas, no sólo mujeres que clamamos por algo que nos revuelve, nos indigna y nos oprime el corazón. Nos creemos que ser botin de guerra pertenece al pasado o al presente de otros u otras . . . Y por eso no luchamos lo suficiente, no nos enfrentamos lo suficiente, no gritamos lo suficiente . . . No nos defendemos lo suficiente . . .

Con esta mujer se han cometido una agresión tras otra. No sólo fue violada repetidamente por 5 bestias inmundas en un portal aquella noche, por todos y cada uno de sus orificios. La ultrajaron más dejando sus restos biológicos en ella, aún se debe de frotar con repugnancia cada vez que se ducha, aún debe de sentir los restos de la profanación que su templo, su cuerpo sufrieron aquella aciaga noche . . .

Pero ¿alguien se creyó que había acabado?

Pues no, ha sido agredida por una sociedad que cuestiona si no se aplicó suficientemente en la resistencia, en cuestionar si la resistencia pasiva al ser violada por 5 tíos como 5 castillos no es suficiente, si no debió de resistirse activamente y arañarlos o algo . 

Fue violada por un sistema judicial, del que forma parte una defensa enfocada en acreditar que "se lo merecía" por ser una chica normal que pensó en poder disfrutar de la compañía de un hombre en una noche de fiesta y se encontró con una jauría, o manada o piara de bestias inmundas que la agredieron, vejaron y violaron sin consideración alguna.

Fue humillada por no guardar el suficiente recato y no enterrarse en vida hasta ahogarse en sus propias lágrimas, como parece pretender la defensa, eso la hace culpable, si, es culpable de intertar sobreponerse, de intentar sobrevivir... 

Y hoy ha vuelto a ser violada por esos jueces que dicen que no la violaron que sólo abusaron un poquito de ella, que se les fue un poco de las manos, pero vamos que no es para tanto...

Y todo eso conociendose vídeos, conversaciones, grabaciones de toda índole en los que ellos mismos se jactan de hacer lo que están haciendo, tan orgullosos ellos...

Y esta es la mierda de justicia que tenemos... Si, concuerdo vivimos en un estado de derecho en el que hay que probar los delitos, en el que existe la presunción de inocencia, tenemos un derecho garantista, normalmente me hace feliz vivir en un sistema judicial así, pero HOY NO. Días como hoy me hacen pensar que los delitos de esta índole debieran ser juzgados por jurados populares de mujeres, ya sé que no sería democrático, que sería discriminatorio, que no sería justo .... Pero ¿Es que la sentencia de hoy lo es?

Y por último mujeres ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo vais a comportaros con ellos mujeres de su entorno? ¿Vais a ir a la cárcel a llevarles croquetas o a tener vis a vis con ellos? ¿Podréis mirarlos a la cara sin vomitar? ¿Vais a recibir a vuestros compañeros de trabajo con gesto compungido cuando dentro de pocos años regresen al despacho de enfrente? ¿Vais a darles los buenos días en la escalera a esos "pobres" vecinos que han sido condenados a 9 años de cárcel cuando dentro de 7 años se crucen en la escalera con vosotras, vuestras hijas o vuestras nietas? 

Os pregunto a vosotras mujeres, pero y vosotros hombres vais a dejar que esto siga siendo así ¿Vais a seguir tolerando este tipo de conductas que tanto daño nos hacen a nosotras y a vosotros? 

No es incitar a la violencia, nunca he creído en ella, pero ya va siendo hora de que cerremos las rejas alrededor de las personas así, que además de sus (insuficientes) penas carcelarias se enfrenten al profundo desprecio de una sociedad que condene abierta y explícitamente sus conductas, sin excusas, sin paliativos, sin peros.

LAS MUJERES NO SOMOS OBJETOS PARA EL USO Y DISFRUTE DE TIPOS SIN CORAZÓN, CONCIENCIA NI VERGÜENZA. QUE HAYA HOMBRES ASI NOS PERJUDICA TANTO A NOSOTRaS COMO A VOSTRoS.


domingo, 22 de abril de 2018

Campeones

Una película, muchas enseñanzas


Ayer estuve en el cine viendo "Campeones", de Javier Fesser, con un maravilloso equipo de actores encabezado por Javier Gutiérrez. Esta mañana la he comentado con una amiga que también la vió esta semana. Fruto de esa conversación me ha apetecido tener esta otra con vosotros, los que me leéis . . .  

No quiero desvelaros nada, ni anticiparos nada que os estropee la experiencia, porque sí, ver "Campeones" es una experiencia. Una experiencia vital que te aportará múltiples enseñanzas.

La primera siguiendo la cronología de la película, es que por mucho que "la hayas cagado", siempre puedes ir un paso más allá, por increíble que te parezca, la puedes "cagar un poco más".

La segunda que en la vida, como en el cine, siempre habrá acomodadores, que linterna en mano, te mostrarán un reguero de luz que seguir para llegar a tu lugar, aunque no lleven uniforme . . . o su uniforme sea una equipación roja o azul, o rojiazul . . .

La tercera que ser diferentes, no nos hace inferiores ni superiores, sólo distintos, y que la diversidad es siempre enriquecedora.

Y como no me quiero extender ni descuidarme y contar algo que no deba, no voy a contar más. Sólo la última conclusión de Collantes, que no mía: "Salimos a ganar, pero no a machacarlos, no  necesitamos humillarlos". Cuanto mejor iría el mundo si pensáramos un poco más así . . . 

A veces, es mejor ser subcampeones, que campeones a toda costa . . .



domingo, 8 de abril de 2018

Un café con pastas

El desconcierto


No se me da mal lidiar con los sentimientos, con los propios y con los ajenos, expresarlos es algo más difícil pero en ello estamos . . . 

Si no fuera porque el concepto de "empatía" ya me resulta un poco manido, diría que es algo que tiendo a sentir, y cuando no, lo suplo con mi absoluto respeto por cosas en las que no creo, pero entiendo que para otros sean importantes, tampoco como pimientos fritos, pero entiendo que a otros les vuelvan locos.

No obstante hay dos o tres emociones que no gestiono bien.

Una de las emociones que gestiono mal es la decepción, ya hablé de ello hace tiempo:


Otra de las cosas que gestiono mal es el sentimiento que me generan los integristas. No soporto el integrismo, de cualquier tipo, no aguanto a los proselitistas que se pasan la vida barriendo para casa. Yo creo en lo que creo y eso pertenece a una esfera muy personal que comparto como y cuando deseo. Si yo no te intento llevar a mi huerto, por favor no me intentes llevar al tuyo. Yo voy a respetar tus creencias, tu estilo de vida, tus elecciones alimenticias, tus preferencias amorosas, pero por favor no me vengas a imponer las bondades de tu estilo de vida, es TU estilo, no el mío.

Y por último (de momento), gestiono fatal el desconcierto. El desconcierto que me generan determinados comportamientos de personas, que marcan una trayectoria, sobre los que se podría trazar una gráfica, y que de repente, hacen un trasquilón injustificado o abandonan los ejes, sin más, sin mediar justificación alguna. Siempre me dejan pensando donde empezó el cambio, que hice o dejé de hacer con anterioridad para generar esa perturbación que cambió todo, cuanto había de verdad o de mentira en todo lo anterior, todo ese desconcierto . . . 

Me siento como si hubiera invitado a mi casa a alguien a tomar el aperitivo y hubiera preparado vino blanco fresco, vino tinto del tiempo, cervezas nacionales y de importación, agua con y sin gas, vermut, patatas, aceitunas, mejillones en escabeche, queso manchego, etc. en un alarde de complacer y agradar y cuando ese alguien llegara a mi casa y le preguntara cortésmente:



      -¿Qué te apetece tomar?  



Me contestara: 


      - Un café con pastas.