lunes, 19 de diciembre de 2016

Cara o cruz

Las dos caras de la moneda, o de la galleta


Toda la tarde esperando . . .

Ese dichoso teléfono que se empeña en no sonar, ese silencio que perfora tus oídos, por mucho que pongas música para sofocarlo. 

Intentas coser, intentas leer, atender la correspondencia atrasada, ordenar las facturas, cualquier cosa que te distraiga de ese martilleo repetitivo que es tu sangre bombeando al cerebro para que pueda recordarte a cada pulsación que tienes que seguir esperando . . .

Tú y tu escasa paciencia, tú y tus enormes expectativas, tú y el silencio a tu alrededor . . .

Decides hacerte un café y abres ese nuevo paquete de galletas. Ya sabes que sus caritas te mandan mensajes, subliminales a veces, directos otras . . .

¿Cara o cruz?  ¿Me quiere o no me quiere? ¿Será él o no?


¿Frunciré de nuevo mi sonrisa?


¿O luciré mi mejor cara de bobalicona?

Han cambiado los tiempos, ha cambiado la tecnología, tenemos fijos, móviles, identificación de llamadas, melodías personalizadas, whatsapp, Telegram, Skype, chats, ventanas emergentes, y mil cosas más . . . 

Pero el alboroto de nuestros sentidos cuando él o ella nos llaman sigue siendo exactamente el mismo.