lunes, 24 de agosto de 2015

500 palabras. Mi mejor viaje de verano (Full version)

Mi mejor viaje de verano 

¿realidad, ficción, sueño?


Un último vistazo: maletas, bolso de mano y, obviamente, mi equipo fotográfico. Todo listo. Cojo las llaves, me despido de mi casa y cierro con dos vueltas, una por cada mes que tardaré en regresar.

No es un viaje de verano. El verano es un concepto relativo, depende de dónde y de cuando. Es mucho más, es el sueño eternamente aplazado. Es el viaje de mi vida, que llega en el otoño de la misma.



Siete años tenía cuando en aquella tele única y con cartas de ajuste me asomé por primera vez a esos paisajes imposibles, mezcla de desiertos y manglares, a esa fauna increíble para mis ojos de niña: cocodrilos, koalas, emús, y el exótico ornitorrinco de mi álbum de cromos. Skyppy fue mi guia por aquellos parajes donde, desde entonces, habitan mis sueños. Nada hay en mi vida que lleve más de 40 años haciendo ininterrumpidamente, salvo lo vital y soñar con ir a Australia.

En reuniones de amigos, en cuadernos íntimos, en blogs, en conversaciones públicas y privadas, hasta en la tele, he manifestado por activa y por pasiva mi voluntad de viajar a Australia.

La vida, esa misma vida que ha alimentado mis sueños, se ha encargado de apartarme de ellos. Pequeñas fruslerías como trabajar, casarme, tener hijos, criarlos y educarlos, rehacer mi vida tras los cambios, falta de tiempo, falta de dinero y todo a mi alrededor diciendo a veces a voces y a veces con gritos sordos: "No morena, aún no, aún no ha llegado el momento". Pero nunca desistí.

Si algo tiene la vida, es que es capaz de sorprendernos, siempre. A veces de forma pausada, a veces de forma repentina, aunque su estilo favorito es a trompicones. Cuando crees que las aguas de tu vida fluyen regularmente siguiendo su curso, un desnivel, un viento exagerado, un recodo en tu camino y te precipitas en la vorágine, y eso fue exactamente lo que me permitió preparar mis maletas.

Un día salgo "de pájaros", como tantos otros. Participo regularmente en actividades de anillamiento de aves, me conectan con la naturaleza y con otras personas. Siempre acompañada de mi cámara, aprendo fotografía y ornitología al mismo tiempo. Se ha convertido en algo muy importante en mi vida actual. Pero ese día, sin avisar, la suerte se asomó a mi vida y decidió hacerme un regalo.

Ese ejemplar extraño que cayó en nuestras redes, ¡Cuánto disfruté! Observando y fotografiando esa mirada intensa, esas suaves plumas, esos colores tornasolados . . .


Descargué mis fotos, procesé alguna y se las mostré a un par de amigos. Alguien me habló del concurso que una prestigiosa entidad internacional promocionaba, me animaron a participar.

"Soy una fotógrafa amateur, no tengo nada que hacer frente a tanto profesional" - me decía a mi misma. "Pero de los cobardes no se ha escrito nada, morena". Presenté mi foto.

Y aquí estoy, con las maletas en la puerta. El premio es un viaje a Australia, 55 días fotografiando su fauna, mientras recorro todo el país. He ganado.

jueves, 20 de agosto de 2015

Anillando, anillando...

¿Anillar aves? ¿Para qué?



Hace algo más de tres años empecé a participar en actividades relacionadas con las aves del Ayuntamiento de Madrid. En las últimas semanas he acudido a varias Jornadas de anillamiento con el grupo Álula y de ellas han venido un aluvión de fotos de aves a mi disco duro y una selección de ellas forma parte de mi cuenta en Flickr (mariandiazram) y en el álbum Guadalix de Facebook.

Al hilo de estas publicaciones, muchos de los que me seguís, de una u otra manera, habéis manifestado interés, reservas, dudas u otras cuestiones relacionadas con la actividad, o un simple "pobrecitos". Por eso, he decidido preparar esta entrada del blog en la que intentar aclarar como se realizan las actividades de anillamiento, cual es su utilidad y que tipo de beneficios se obtienen de las mismas . 

Según cuentan en el propio blog de Álula:

El anillamiento de aves es una herramienta para su estudio, mediante su captura incruenta y posterior suelta. Durante el manejo de éstas se toman una serie de datos, referentes a la edad y el sexo, medidas, peso, estado físico del ave, etc. Todo ésto sirve para un mejor conocimiento de las especies y por consiguiente se obtienen los fundamentos necesarios para su protección. La labor del anillamiento científico sólo puede ser realizada por personas suficientemente cualificadas y autorizadas legalmente.


Obtener información sobre las aves y sus hábitats, es una herramienta imprescindible a la hora de plantear políticas de conservación y/o recuperación.

Y ahora veamos como transcurre una jornada de anillamiento:

El primer dato, es que se empieza pronto, muy pronto. El equipo coloca las redes (redes japonesas de entre 12 y 18 metros de largo) cuando todavía no ha amanecido en ubicaciones apropiadas para el paso de las aves, riachuelos, charcas, zonas de paso, zarzas, espacios que recojan de forma habitual el paso frecuente de aves.



A lo largo de la mañana se realizaran visitas periódicas a las redes, para recuperar los ejemplares capturados. Los anilladores serán los que con toda delicadeza, desenredarán redes y plumas hasta liberar al individuo, que será introducido en una bolsa de tela opaca individual. 



Terminada la revisión de todas las redes, se regresa al espacio de trabajo en el que se procederá a realizar  todos los controles pertinentes:




Lo primero es determinar a que especie pertenece. Se utiliza la denominación latina (universal) y de forma abreviada se registra en las hojas de control. 

Si el ejemplar ya estuviera anillado se anota el registro que figura en la anilla. Si no lo está, se procede al anillamiento del mismo. Las anillas, de distintos diámetros en función del tamaño del ave, son cuidadosamente colocadas alrededor de la pata del ave con unos alicates especiales.



Es el momento de hacer una valoración general del estado del ave, soplando suavemente, su abdomen se verá si tiene placa incubatriz, la grasa acumulada,  si es posible determinar su sexo (no siempre se puede a simple vista y desde luego en los "juveniles" casi nunca). Se hace una valoración de su edad en función del estado de las plumas (como están de desgastadas las plumas y como lleva "las mudas" nos permite saber si es un pájaro de este año o de años anteriores)





Después se procede a tomar una serie de medidas: las alas, alguna pluma en concreto (F8), el pico en ocasiones. Reglas especiales y un calibre son las herramientas utilizadas en este punto. Por último se procede a pesar al ave, en una pequeña báscula digital.



Cuando se han anotado todos esos parámetros en las hojas de control se procede a la suelta del pajarillo que retorna alegremente a su entorno natural. 


Bueno, a veces, nos lo quedamos un ratillo más y los hacemos posar cual modelos en un photocall para luego poder enseñároslos a los que no habéis tenido la dicha de compartir la experiencia con nosotros . . .



Después de varias visitas a las redes a lo largo de la mañana, se da por concluida nuestra jornada de anillamiento. Se recogen las redes, se recoge el campamento de trabajo, y nos vamos por donde hemos venido, dejando todo como si no hubiéramos estado allí. 






Eso si, los anilladores se llevan una hoja de control repleta de datos que luego incorporarán en las oportunas bases de datos.


Y bueno, poco más, sólo contaros que la experiencia personal de participar en este tipo de actividades, es algo irrepetible, que modifica tu manera de ver y escuchar el mundo y que si no os habéis aproximado aún al mundo de la ornitología, ¿Qué estáis esperando?

Estos son algunos de los miembros de Álula, así como un nutrido grupo de amigos y seguidores que participan regularmente en sus actividades. Gracias a todos porque no sólo respiramos aire fresco, nos traemos los pulmones llenos de buen humor y sabiduría, es lo que tiene tan estupendo ambiente. 


Y especialmente gracias a ti, Alfredo Ortega, sin ti, no estaría escribiendo esto aquí y ahora.

Si os han quedado ganas de más, podéis consultar los enlaces que he ido incluyendo a lo largo del texto. Y si aún queréis más, los que os incorporo a continuación:




jueves, 13 de agosto de 2015

Recordando, recordando: Cantantes italianos

Benditos recuerdos


Hoy en la oficina repasaba un listado, tedioso por definición. La ventaja de esos trabajos más o menos rutinarios es que te permiten desarrollarlos acompañada de música, pues no precisan un nivel de atención muy alto.  Así que pertrechada de mi anárquico mp3, me he dispuesto a animarme la tarea.

Cosas del azar, ha comenzado a sonar una carpeta que oigo con poca frecuencia, la de Sergio Dalma con las canciones de sus "Via Dalma". Si, todas esas canciones italianas que pusieron la banda sonora a mi adolescencia y juventud: Umberto Tozzi, Claudio Baglioni, Sandro Giacobbe, Richard Cocciante, Fausto Leali, y otros muchos cuyos nombres no recuerdo, porque en España fueron éxito con una única canción (One hit wonder).

Como escuchar "Sábado por la tarde" sin acordarme de mi amiga Pilar. Cuantas canciones nos aprendimos juntas mientras usábamos a hurtadillas la máquina de coser de mi madre, o en aquellas eternas conversaciones a través de la ventana del patio (el messenger, whatsapp y las tarifas planas de teléfono no existían ni siquiera en sueños). 

A golpe de pedal en Mallorca

Sábados por la tarde de bailar en Ideal, al ritmo de "Gloria" con las amigas o alguna lenta con algún amigo, mientras esperabas pacientemente que el siguiente en sacarte a bailar fuera aquel en cuyos brazos preferías girar entre las tenues luces de la pista "Yo caminaré". Si chicos y chicas, en mi época se bailaba lento, y molaba mucho . . .


Y de repente empieza "El Jardín Prohibido", y mi memoria hace otro salto con tirabuzón y me coloca en otro escenario. Esta vez aún era más jovencita, estoy en Berlanga de Duero.

Castillo de Berlanga de Duero (Soria)
Somos tan jóvenes que a nosotros no nos dejan entrar en "La Pista" que es el sitio donde bailan los que tienen la suficiente edad, porque Faustino es muy estricto con esas cosas de la edad. Eso sí, como es un espacio abierto la música llega perfectamente a unas pistas de cemento que hay justo delante y que es donde bailamos los más jóvenes. Lo de "bailar pegados" lo cantó muchos años después Sergio Dalma, pero lo inventaron otros antes que él . . . Recuerdo perfectamente terminar de bailar esta canción con un tal Mere, con dolor de brazos de hacer palanca intentando mantener una mínima distancia que me permitiera respirar y otras fruslerías . . . 

La fachada del antiguo palacio era el soporte de la pista

Verano del 78
Cuanto ha cambiado el mundo en pocos años, muchas cosas para bien, pero de otras no estoy tan segura, la ingenuidad con la que vivíamos nuestros primeros bailes, nuestros primeros escarceos amorosos, esas manos que se escurrían timidamente cintura abajo mientras bailábamos "agarrao" y tú encargándote de devolverla a tu cintura, que era donde debía estar. Un paseo hacia la Dehesa, a la luz de la luna, de la mano del chico que te gustaba, y a veces hasta tu primer beso, tímido, atropellado e inseguro. No eramos mojigatas, sencillamente nos habían educado de otra manera. 

Bajando del castillo: Vista general con La Colegiata al fondo

Ahora hemos salido del cascarón, por voluntad, por necesidad o porque la vida nos ha arrastrado, pero recordar esos años nos caldea el corazón y dibuja una sonrisa en nuestro rostro. ¡Que nos quiten lo bailao! y si es al ritmo de los cantantes italianos de los 70, mejor que mejor, a fin de cuentas "De amor ya no se muere" . . .

El banco en la puerta mira justamente a la ahora pavimentada plaza del Mercado,
¿Qué vemos cuando miramos hacia allí mi tío y yo? Seguro que diferentes cosas...

viernes, 7 de agosto de 2015

Mis esenciales. Parte V. Caminar

Un pie primero, y el otro después . . .

¡Quién me lo iba a decir a mi! 

Siempre he caminado. He caminado mucho en mi vida, por distintas razones.

Como medio de transporte. Hubo un tiempo en que viviendo en Zarzaquemada, con mi escasa asignación semanal no me daba para pagarme el bus para subir a Leganés a ver a mis amigos, así que a caminar.

Luego empecé a trabajar: Desde el principio, mi trabajo incluía patearme calles, mercados y polígonos industriales, pertrechada de plano y carpeta, una visita tras otra. 

A veces he caminado por amor, sin más.  ¡Esos largos paseos de la mano de tu enamorado en los atardeceres o en los inviernos donde refugiar las manos juntas en el bolsillo del abrigo de alguno de los dos.

He caminado por ocio. Siempre me ha parecido la mejor manera de conocer una ciudad, pateársela de cabo a rabo, con un plano mil veces plegado en el bolso con los círculos que te pintó el señor que te atendió en la oficina de turismo justo antes de preguntarte de donde procedías, e incorporarte en sus estadísticas. 

Pero hace 4 años empecé a caminar por puro placer. Y desde entonces no he dejado de hacerlo, se ha convertido en uno de "mis esenciales" por derecho propio. Los que me conocéis hace uno, dos o tres años lo dais por sentado, que camino, que no fumo, que hago fotos, que me gustan las aves, ¿a qué si? Pero los que me conocéis de antes sabéis que todos esos esenciales hoy, no formaban parte de mi vida antes. Otro día abordaré lo de los cambios en la vida. hoy toca hablar de caminar.

El 5 de abril de 2011 el Dr. Cimas me hizo un "obrón" en el pie izquierdo, rompiéndome de manera civilizada y ordenada los 4 dedos del pie, que no me había roto hasta entonces. 





Por esas fechas inauguraron el inacabado parque Madrid Rio, (Inauguración Madrid Río). Había elecciones municipales el 22 de mayo, y yo me tenía que contentar con que me lo contaran los que venían a visitarme o con las imágenes de la televisión, así que estaba ansiosa por bajar. 



En cuanto pude, con una bolsa de plástico colgada de una de las muletas, en la que llevar un libro, las llaves de casa y poco más, empecé a bajar a la fuente de enfrente de mi casa, pensé que para leer sola en mi salón, lo haría más "acompañada" en el parque. Coincidió un momento de mi vida en el que necesitaba conocer gente, renovar mi agenda y encontrar compañer@s de actividades, y decidí que el parque era un buen comienzo.


Cuando conseguí dejar las muletas en casa, con mi zapato rígido, eso sí, empecé a dar pequeños paseos, cada día un poquito más largos. El día que llegué hasta el Puente de Toledo (unos 750 metros) casi salto de alegría, pero no podía saltar, así que me senté a descansar y a leer en uno de los puntos de lectura favoritos del parque y luego emprendí el regreso. Enseguida fue a más, en un visto y no visto ya llegué a la preciosa pasarela de Andorra. Luego establecí un nuevo punto de lectura frente a la presa 6, y en otro par de semanas más leía junto a la ermita de Virgen del Puerto, el puente de Segovia (3+3 kms) ya era mío.















Cambié mis libros pequeñitos por "Un mundo sin fin" (Ken Follett) y empecé a pensar que mi mundo no tenía fin, que podía ir exactamente a donde quisiera caminando, tanto en el sentido literal de la palabra, como en el metafórico, vi que es sólo cuestión de dar un paso y después otro . . .


El Puente de los Franceses (6+6) se había convertido en ese momento en mi sueño, me sonaba de los carteles cuando salías de Madrid, y de los noticieros de la radio hablando de atascos, pero poco más. El 31 de mayo ya me dieron permiso para conducir y a mediados de junio me reincorporé al trabajo, así que tuvo que esperar. Por fin, el 26 de Agosto, tempranito me pertreché de mochila, cámara de fotos, crema solar y agua y me puse en camino, aquella primera vez tardé casi dos horas (ayer lo hice en poco más de una). 








Desde entonces, se ha convertido en mi peregrinación anual, a fin de cuentas no todas las peregrinaciones han de tener connotaciones religiosas, ni hay que irse a Santiago para hacer el camino. Tu camino está allí donde un paso tras otro, te escuchas, piensas, cantas, sonríes, recuerdas o sueñas, y por supuesto como es verano, sudas. Cuando acabas y te sueltas el pelo (las que podemos) tienes esa sensación de que lo has logrado, una vez más. Eso te hace sentir que todo es posible, que lo que soñabas desde tu banco en el "patio de tu casa" estaba allí, al final del camino, esperándote y que sólo tuviste que aguardar para estar lista e ir y disfrutarlo. 


Me gusta pensar que todo en la vida, puede ser así, en algunas cosas tardamos semanas, en otras meses, y en otras años, en algunas llevamos empeñados media vida, pero a lo mejor es que aún no ha llegado nuestro momento . . .

Durante esas caminatas que me ocuparon desde la primavera de 2011, hasta que en abril de 2012, me compré la cámara reflex, solía llevar mi cámara compacta en la mochila, y tengo atesoradas más de 400 fotos de todos los rincones del parque: antes de que lo terminaran, con las flores de primavera, las playas en verano o los toboganes en otoño, cuando por fin me pude subir a ellos. He escogido algunas para ilustrar estas reflexiones, y estoy contenta con ellas, ahora hago otro tipo de fotografía, pero eso, también, es parte de mi camino. . . 




martes, 4 de agosto de 2015

Expresso 2222

Cuando el "Expresso 2222" partió de Brasil


El pasado 25 de junio en Amsterdam, comenzó a rodar la gira "Dois amigos, um século de música", haciendo parada en las principales ciudades europeas y más allá, incluso en Tel-Aviv. 


Ahora, estos dos amigos se despiden de Europa y cruzan el charco para reencontrarse con sus compatriotas, los que viven allí, porque a lo largo de toda la gira muchos brasileños han asistido a sus conciertos, pero no sólo han sido ellos los que han coreado sus temas: "Terra, terra . . . ","Que Deus deu aaaah, que Deus da . . .". Han sido temas cantados a coro por holandeses, franceses, italianos, suizos, monegascos, españoles, israelís y por supuesto portugueses.

El concierto de Madrid fue en el Teatro Real y se convirtió en un escaparate del famoseo, encabezado por Pedro Almodóvar, gran amigo de Caetano desde hace años, Boris Izaguirre, Adriana Ugarte, etc. pero esto no es una revista del corazón, así que vamos a lo que ocurrió cuando todos, famosos y no, ocupamos nuestras localidades y se apagaron las luces . . .


  

Entonces fue cuando comenzó a circular el "Expresso 2222":


                                 2   Sillas,
                                 2   Amigos,
                                 2   Guitarras,
                                 2   Horas de música . . .

Ese fue el tren que nos arrolló a todos, que nos emocionó y nos hizo cantar, bailar, vibrar y aplaudir, acabando con todo el teatro en pie. 


Desde el escenario transmiten esa complicidad mágica que no necesita de miradas, ¡Qué no se habrán dicho ya! después de 50 años siendo amigos y compartiendo músicas, sueños, letras, exilio, viajes, todo eso se nota, y todo eso nos llega a los espectadores.



















Son dos personas con mucho carisma, y su unión es mucho más que la suma de ambos. Inventaron el Tropicalismo junto con otros artistas brasileiros, y desde los 20 años son amigos, han compartido escenarios en múltiples ocasiones y disfrutan actuando juntos, se nota.




En esta ocasión tocaron 24 temas, más los bises. Temas de Caetano en la primera mitad  y de Gil después, desde los 70'  hasta 2010 (Odeio você).  Animados como "Nossa gente" o "Expresso 2222", coreados como "Desde que o samba é samba", dulces como "Drão",  populares como "Toda menina baiana", comprometidos como "Terra", aplaudidos siempre, como "Sampa", uno en inglés, uno en castellano y "A luz de Tieta" para despedir . . . Uffff todavía me emociono y han pasado dos semanas, cierto que tengo puesto el CD de Tropicália 2 mientras escribo, faltaría más.



Creo que he terminado la crónica más o menos seria. Ahora toca lo personal, lo de la emoción, los restos de epiteliales que siempre tiene mi blog . . .

Pensé que no iba. Desde el primer momento que anunciaron la gira quería ir, cuando aún no se sabía en que local iba a ser, ya se sabía que en Barcelona era el Liceo, y empecé a pensar que aquello iba a ser muy caro y a intentar recabar información y reclutar compañía. Cuando anunciaron que era el Teatro Real entré a mirar los precios y oscilaban entre los 25 euros y los más de 300. Entre unas cosas y otras asumí que no iba a ir. 

Pero el universo conspira, y según se aproximó la fecha y la actuación en Barcelona (13/07), varias amigas me preguntaron ¿Vas, no? Y yo decía, no, no, tristona. Entonces me fui a Valencia, y a mi la brisa del mar siempre me aclara las ideas, y en vez de ponerme una gorra, me lié la manta a la cabeza y me compré mi regalo adelantado de cumpleaños a fin de cuentas, no creo que en octubre haya nada que me apetezca más que esto . . . 

Hace más de 30 años, en mi primer viaje a Brasil, cuando ni soñaba en hablar brasileiro, aprendí muchas canciones de los LP's de mi primo Luis Cuenca (Gracias, gracias y gracias, sabes que te quiero), transcribí las letras, grabé cintas de casette que aún conservo, y muchas de ellas eran de Gilberto Gil, Caetano Veloso, Chico Buarque, Jorge Ben Jor, Gal Costa, y por supuesto mi adorado Ney Matogrosso. Bebí de las fuentes del Tropicalismo y entonces no sabía todo lo que eso iba a influir en mi vida posterior.

Ya hablé de ello en Mis Esenciales. Parte II. O brasileiro, pero ni en mis mejores sueños me imaginaba escuchando a Gilberto Gil, 32 años después, en el Teatro Real de Madrid, cantándome (Sí, a mí, sólo para mi) "Esotérico", poesía pura . . . 

Y no puedo cerrar este capítulo de emoción pura sin hacer una mención especial a un tema interpretado por Gilberto Gil a capela, con el único acompañamiento del tamborileo de sus dedos en la tapa de la guitarra, impresionante ""Não tenho medo da morte", mas sim medo de morrer . . . Si alguien decide dedicarle un rato y tiene alguna duda con la letra, por favor, preguntad, estaré encantada de ayudar.


Emociones como esta son las que dejan huella, también en 2015, soy una privilegiada . . . Meu xodó foi o concerto, sem dúvida!



Y si os han quedado ganas de más, mientras que publican el vídeo filmado en el Teatro Real podéis disfrutar con el concierto que dieron en Madrid en 1994, celebrando sus primeros 25 años juntos.


Salvo el cartel de la gira, las fotos son mías, como casi siempre
(Nikon D5100 + Tamron 18-270 mm + 3ª planta en el teatro + Lightroom)