sábado, 18 de enero de 2014

Sebastião Salgado, mucho más que un fotógrafo

Sabiduría, coherencia. dignidad, respeto y pasión


Ayer 17 de enero de 2014 fue un día especial, muy especial. 

Mientras caminaba hacia CaixaForum, me sentía tremendamente dichosa y afortunada. Caminaba, bajo una débil lluvia, escuchando música, a reunirme con alguien con quien me encanta compartir tiempos y espacios para asistir a la conferencia de alguien a quien admiraba ya mucho en ese momento por su trabajo . . . ¿Se puede pedir más? 

Pues yo no pedí más, pero la vida decidió obsequiarme con una de esas experiencias que se quedan enganchadas en el corazón y que nunca se olvidan.

Para inaugurar la exposición Génesis, en CaixaForum, el propio Sebastião Salgado daba una conferencia sobre el proyecto que nos presentaba. Un conjunto de 245 fotografías obtenidas a lo largo de 8 años en algunos de los lugares más extremos del planeta. Trás una breve introducción biográfica a cargo de un representante de la entidad, tomó la palabra durante algo más de una hora, el propio Sebastião Salgado, después nos deleitamos disfrutando de la proyección de 120 fotografías seleccionadas de sus trabajos anteriores, y por último se prestó a contestar amablemente a las preguntas que los asistentes tuvieron a bien formularle . . . Hasta aquí la crónica desapasionada de los hechos, ya sabéis, deformación profesional, diligencia de constancia de hechos. 

Pero no puedo parar aquí, esto no es un periódico de titulares y crónicas, es mi blog, soy yo, y ya sabéis, de todo menos tibia . . . Y ahora es cuando toca añadir las dosis de pasión, la pasión que transmite Sebastião y la pasión con la que nosotros absorbimos cada una de sus palabras. 

Empezó por aclarar que prefería hablarnos en "portuñol" que aceptar los traductores en inglés o francés que le habían ofrecido, automáticamente desencadenó la primera corriente de simpatía en el auditorio, y no fue ni mucho menos la única. Continuó hablando de su infancia, de como se crió en la hacienda ganadera de su padre, junto a sus siete hermanas, en un lugar aislado en el interior del estado de Minas Gerais, disfrutando de la libertad y de la naturaleza e imaginando un mundo exterior al que sólo accedían a través de una radio, casi comunal, y de largos viajes a caballo para llevar el ganado al matadero, hasta que la escuela de su pueblo se le quedó pequeña y tuvo que mudarse a una ciudad mayor, para seguir sus estudios. 

En la Universidad de São Paulo estudió economía y allí conoció a la que sigue siendo su compañera de vida: Lélia Wanick Salgado. Digo compañera de vida, porque es mucho más que su esposa, es una delicia oírle hablar en plural del trabajo, del proyecto de vida, de su militancia política, de los sueños compartidos, de las decisiones tomadas conjuntamente en un bote de remos en Serpentine Lake, del proyecto común de reforestación de la hacienda familiar y el valle al que pertenece en Minas Gerais. Y el enorme respeto y reconocimiento que destilan sus palabras sobre la aportación de Lélia a su "sociedad fotográfica", organizando viajes, publicaciones, siendo Comisaria de las exposiciones, en fin, estoy segura que en esta parte de la charla se produjo, otra enorme corriente de afinidad y respeto entre los oyentes (especialmente entre las "oyentas", sem dúvida).

Continuó contándonos como su activismo político les impulsa a abandonar Brasil, y trasladarse a Europa, y como es Lélia la que compra una cámara para acompañar sus estudios de arquitectura, y él descubre, casi por accidente la fotografía. Su trabajo en la Organización Internacional del Café, les hace trasladarse a Londres y le lleva a viajar por diversos países de África, acompañado de la que empieza a ser su inseparable Leica. En esos viajes empieza a disfrutar de la fotografía y comienza a plantearse cambiar de profesión y ser "fotógrafo" abandonando un prometedor futuro en Comercio Internacional. Según nos cuenta, con anécdota incluida, se despide de su trabajo en la OIC, en 1973 dando el salto y regresan a París, para empezar a trabajar como fotógrafo de Agencia, primero para Sygma, luego en Gamma, y más adelante en Magnum, terminando por crear su propia agencia "As Imagens da Amazônia". Pero esto es parte de la biografía que podéis leer en cualquier página de Internet. 

Lo verdaderamente interesante es como describe todo lo que aprendió trabajando en Gamma, como reportero por todo el mundo, como se las ingeniaban para mandar los rollos de películas a las Agencias desde los lugares más ignotos del mundo, estamos hablando de los años 70, fotografía analógica, teléfonos fijos, correo tradicional, muchos menos viajeros en el mundo y aeropuertos con muchas menos medidas de seguridad y menos escáneres ¿os acordáis? Ahora parece que no concebimos la vida sin Internet y un buen móvil en la mano . . . pero no hace tanto, la vida era muy diferente. 

Luego nos contó como se habían gestado y publicado sus proyectos anteriores: "Las otras Américas", "Trabajadores rurales", "Éxodo". Tras inmortalizar con su cámara el dolor, la desesperación, la muerte, el sufrimiento, los campos de refugiados, nos describe con crudeza, como se deshacen de los miles de cadáveres en Ruanda. Todo ese dolor, pasa factura y su salud se resiente, enferma, se desencanta, pierde la fe en la Humanidad y decide abandonar la fotografía . . . 

Pero . . . , nuevamente Sebastião da un giro a la conferencia y nos cuenta como sus padres deciden poner la hacienda familiar en sus manos, y como (tras intensas deliberaciones con Lélia), deciden hacerse cargo de ella. Lo que se encuentran al llegar, es un terreno desforestado y agotado, (el economista que lleva dentro, nos cuenta que cuando él vivía de niño allí el 92% de la población en Brasil, era rural, y 50 años después, el 92% de la población es urbana). Una vez decididos a hacerse cargo de la hacienda, deciden recabar información, contratar expertos y acometer la reforestación de sus tierras e incluso del valle al que pertenecen,  implicando en el proyecto a todos los organismos con los que se ha relacionado profesionalmente, a lo largo de los años, habla con gratitud de la ayuda recibida por el Principado de Asturias tras la concesión del Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1998. 

Y nuevamente nos sorprende su pasión y como su discurso se hace vibrante cuando nos narra, como empiezan a brotar y a florecer los nuevos plantones, como los pájaros, los insectos, e incluso los peces vuelven a poblar su valle, como la vida se abre camino a su alrededor y florece, para él es una medicina, recupera la salud, y sus ganas de volver a la fotografía. 

Así, en 2004, empieza a trabajar en el proyecto Génesis, recopilando información para mostrarnos en imágenes alguno de los rincones del 46% de nuestro planeta que permanecen vírgenes, rincones apartados, inaccesibles, que le han llevado a viajar durante 8 meses al año, a lo largo de 8 años, hasta conseguir las fotos de los 32 escenarios que nos muestran las 245 fotos de Génesis, en barco, en pequeños aviones, en tren, a pie, en globo, hasta alcanzar ese lugar privilegiado para obtener esas instantáneas de gran formato que ahora comparte con millones de personas en el mundo.

Llevamos más de una hora bebiéndonos sus palabras, disfrutando de un discurso coherente, sabio, estructurado y cercano, de un hombre apasionado con su trabajo y con la vida, y entonces nos dice que nos va a enseñar algunas de sus fotos, que la presentación no incluye las de Génesis, que está expuestas en otra sala del propio edificio, se retira del estrado y comienza la exhibición de 120 fotografías extraidas de sus trabajos más relevantes. 

Algunas son muy conocidas, como las pertenecientes a la serie "Trabajadores", que fueron publicadas por El País a lo largo de 5 años, otras menos, pero todas ellas emocionantes, con una fantástica música de fondo, la presentación va desgranando obra a obra, mirada a mirada, la vida de muchas personas en el mundo, los que trabajan en condiciones infrahumanas, los que emigran con sus escasas pertenencias a cuestas, las madres que amamantan a sus hijos con sus escurridos senos, los trabajadores en las minas, en fábricas, en campos de petroleo, cuidando ganado, en industrias textiles donde se apiñan en espacios reducidos, los campos de refugiados, los funerales, los terrenos cuarteados que no recuerdan como era la lluvia, los paisajes desgastados, los espacios abiertos, árboles torcidos en un páramo entre los que camina un niño solitario, no voy a contaros todas, no podría, a esas alturas, (y ahora recordándolo), estoy sobrecogida, tengo un nudo en el pecho. que no me permite digerir tanta emoción en tan corto espacio de tiempo. . .

Cuando se acaba la presentación, y se vuelven a encender las luces, los aplausos lo inundan todo . . . y entonces Sebastião vuelve al escenario, y se somete, amablemente, a una rueda de preguntas de los asistentes. A estas alturas yo ya estaba absolutamente rendida ante la figura del fotógrafo, del conferenciante y del hombre que sostiene a ambos, pero él todavía tenía más emociones que brindar , era el momento de rendirnos a su corazón y a la pasión con la que afronta su trabajo, a la generosidad con la que habla de sus colaboradores, a la extrema simpatía con la que nos contó que no oye muy bien, y cual era la causa, a como se ha adaptado por necesidad a los cambios de la fotografía analógica a la digital, de como han desarrollado un sistema para poder seguir teniendo sus negativos con los que trabajar y como divulgar estos avances. Es un hombre extremadamente generoso, con el turno de preguntas ya cerrado todavía se animó a responder a tres asistentes más. No voy a contar con detalle preguntas y respuestas, pero si voy a daros dos perlas de sabiduría, en forma de preguntas del público y respuestas de Sebastião:

Público: ¿Para cuando el color?
Sebastião: Ya trabajé en color en su momento, y lo dejé, no necesito volver a eso.  Mis escalas de grises tienen todos los colores que yo necesito para expresar lo que quiero expresar.

Público: ¿Qué consejo le daría a los jóvenes que quieren inicarse en la fotografía?
Sebastião: Que conozcan lo que quieren fotografiar, si quieren hacer fotografía social, como la que yo hago, que es la que conozco, que vuelvan a la Universidad y estudien Antropología, Sociología, Economía, que les permitirá tener la capacidad de análisis y de síntesis para encontrar sus propias historias . . .

Pues si, así es Sebastião Salgado, espero haber sabido transmitir porqué escribía anoche emocionada: "Asistir a su presentación ha sido una experiencia fantástica y agradablemente sorprendente, por inesperada"

sebastiao salgado: genesis-lelia wanick salgado-9783836542609Fue una experiencia inolvidable, como dije al principio, de las que dejan marca en el alma, y me alegro un montón de haberla vivido contigo, José Manuel, porque sé que nos llegó, y nos marcó a ambos por igual, la emoción contenida a duras penas, cuando terminamos de aplaudir, la sensación de que había pasado algo que nos había tocado el alma a ambos, y que nos lleve la vida por dónde nos lleve, siempre, recordaremos el día que, juntos, conocimos a Sebastião Salgado. Un placer, haberlo compartido contigo . . .