miércoles, 21 de noviembre de 2012

Las matemáticas y yo. Parte III

"Compartir: ¿Es dividir o multiplicar?" 

Depende de lo que compartas. Si lo compartido son penas,  es dividir. Si son alegrías, es multiplicar.


Cuando escribía el otro día sobre las amigas, (¿Enfadarte con una amiga?) hacía mención de las muchas veces que en los últimos años necesité un hombro en el que llorar,  alguien con quien desahogarme (des-ahogarme), o un abrazo amigo que me reconfortara . . . en resumen, mis exportaciones eran mayoritariamente PENAS . . .

Afortunadamente, en la actualidad, son otro tipo de cosas las que tengo que contar, logros, paseos, buenos ratos, triunfos, proyectos, buenas noticias, incluso éxitos. El mercado ha cambiado, ahora exporto ALEGRÍAS . . .

Y haciendo análisis de mis negocios, he llegado a una conclusión:

"Las penas se reparten, pero las alegrías se comparten".

Cuando tienes un problema entre manos que te preocupa, que te agobia, que consume tus recursos, si se lo cuentas a una amiga (o a quien prefieras) por el mero hecho de contarlo, disminuye, pierde intensidad, se reparte, se DIVIDE. Y aunque sigas teniendo que solucionarlo tú, tendrás otra visión, y algo en lo que ocuparte, no de lo que preocuparte. Notarás el apoyo de tu confidente, y sentirás que no estás "solo/a ante el peligro". Así, pasará de tener una intensidad de 100% a tener un 90%, un 80% o incluso menos.

En cambio, cuando tienes buenas nuevas, cuando has triunfado en algo que tenías entre manos, cuando alguien te llamó o te escribió para contarte algo genial . . . Inmediatamente, tienes ganas de compartirlo con otros, otros que sabes se alegrarán contigo, entonces, llamas, "mensajeas" o visitas a quien sea, para compartir tu alegría. Y eso, consigue que tu alegría se MULTIPLIQUE,  ya no será del 100%, si no del 110% o del 120%, porque sabes que, además, has hecho un poco más feliz a alguien de tu entorno, que se alegra por tus éxitos.

Y si habéis de abusar de algo, que no sea de las penas que se reparten, si no de las alegrías que se comparten, porque como leí el otro día en el muro de una amiga en facebook:  "Hablar de nuestros problemas es nuestra gran adicción. ¡Rompe el hábito! Habla de tus alegrías"



jueves, 15 de noviembre de 2012

¿Enfadarte con una amiga? - Literatura III

Para enfadarte con tu amiga hace falta que . . .  no sé . . . se haya acostado con tu marido. Y aún así . . . oye, todo se puede hablar . . .


Otra vez palabras ajenas. Cosas leídas en algún momento y que me parecieron sorprendentes, divertidas y que se incorporan a mi "fraseario" particular. Ésta vez se las he cogido prestadas a Sílvia Soler i Guasch, de su libro "39 + 1 ". De hecho voy a poner el párrafo completo:

" Las peleas con las amigas (haced memoria, eran continuas cuando éramos pequeñas: cualquier chorrada era motivo suficiente para decir <ya no soy tu amiga >). Ahora, a todas nos dan pereza las peleas y, no digamos, las reconciliaciones. Para enfadarte con tu amiga hace falta que . . . no sé . . . se haya acostado con tu marido. Y aún así . . . oye, todo se puede hablar . . ."

Yo debía de tener 39 + 3 ó 39 + 4, cuando lo leí y atravesaba situaciones personales complicadas que sobrellevé mucho mejor  con la ayuda de mis amigas. Una de ellas, fue la que me prestó éste libro, así que, nuevamente, gracias Teresa Barrio. 

Las amigas, siempre han ocupado un lugar importante en mi vida, y en mi corazón, pero en determinadas épocas he tenido menos tiempo disponible para disfrutar de su compañía, tanto como hubiera deseado. A veces yo, a veces ellas, sus vidas, la mía, las circunstancias, las distancias . . . , nos han impedido estar más cerca  en muchas ocasiones, pero sabemos que nos queremos desde hace muchos años, y eso no cambia ¿verdad Pilar? 

Algunas se han quedado hibernando, en un rinconcito de mi alma, y hace muchos años que no sé nada de ellas, pero siempre que las recuerdo tengo un sensación cálida y cariñosa. ¿Dónde estás Montserrat Sánchez?

Con algunas de las "hibernantes", he tenido el placer de hablar recientemente, y he vuelto a sentir todo el calor que nuestra amistad desprendía, cuando compartíamos espacios y tiempos, aunque ahora no sea así. Eso va por vosotras, Teresa Encinas, Elisa de Bago, Ana González.

Luego estáis vosotras, las que tantos rollos os habéis tragado, las que me habéis apoyado incondicionalmente, las que me habéis visto sufrir y habéis disfrutado conmigo en mi resurgir, las que me habéis dado siempre, vuestra atención, vuestro cariño, un hombro para llorar, una risa para compartir e incluso una colleja cuando me la he merecido, especialmente en los últimos 7-8 años, que he necesitado todo eso, y algún abrazo que otro (es lo que tiene poner la vida de una patas arriba, que hay que volver a encajarlo todo, y cuesta) Sabéis quienes sois, Teresa, Olga, Macu. Gracias, por ser, y por estar.

Y finalmente, pero no menos importante, en el último año, he decorado mi vida con un ramillete de buenas amigas, con las que compartir salidas, aficiones, fotos, risas, películas, exposiciones, conciertos, paseos, confidencias, charlas, sueños, canciones, vacaciones, proyectos y más adelante seguro que más . . . 
Gracias a todas: Cris, Nati, Liber, Ligia, Arancha, Nuria S, Nuria M, Manoli, Soledad (os he colocado por orden cronológico, según os he ido conociendo).

Muchas de las cosas que hay en mi vida hoy, no serían, o al menos no serían iguales sin vosotras. 


   Gracias



Gracias



 y gracias

Y a Nati, por "prestarme" la foto de de las nubes, dobles gracias...


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Descripciones redundantes - Literatura II


"Era un adolescente egoísta, una descripción redundante dónde las haya"


Hoy, nuevamente, recurro a palabras ajenas. En éste caso son de Harlan Coben, y pertenecen a su obra "Última oportunidad".

Hace mucho que leí éste libro. Me lo prestó mi amiga Teresa Barrio. En esa época, trabajábamos juntas y compartíamos libros, además de un millón de cosas más, que sigo añorando cada día, desde que nuestros destinos laborales separaron nuestros puestos de trabajo, porque nosotras seguimos juntas . . . aunque de otra manera . . .

Por ese entonces, mis hijos eran adolescentes, y me impresionó tanto la frase, que conservo una fotocopia de la página en el cajón de mi mesa. No sé puede decir más con menos palabras . . .

El narrador del libro se refiere a sí mismo, cuando utiliza ésta frase, y lo hace, como yo, mirando atrás desde su edad adulta. Por eso podemos hablar de ello, porque todos los adultos hemos sido previamente adolescentes, y sabemos que eso era así, y porque a lo largo de nuestra vida, hemos tropezado con otros adolescentes, que nos han hecho sentir que eso es así. Y en el futuro toparemos con otros que nos harán sentir que eso será así siempre . . . 

Yo, como tantos otros/as, he salido de la adolescencia hace  bastante tiempo. Y nuestro egoísmo, se ha ido erosionando en el transcurso de nuestra vida: los amigos, las parejas, los hijos, la familia, el trabajo, las obligaciones, las responsabilidades, consiguen que en nuestra lista de prioridades se cuelen muchas cosas antes del "YO", que acaba relegado al final de la página.


Obviamente, no es una erosión lineal. Ni todos estamos hechos del mismo material, ni hemos estado sometidos a los mismos elementos, de manera que, es posible encontrar adolescentes egoístas de 30 años, de 40, de 50 e incluso de más . . .


domingo, 11 de noviembre de 2012

Con fecha de caducidad...

Todas las relaciones nacen con una fecha de caducidad . . .


. . .  impresa con tinta invisible. 

Ningún ácido, álcali o base, nos revelará lo allí escrito. Si consiguiéramos ver alguna cifra, estaría encriptada, con una clave imposible de descifrar . . .


Por eso hemos de vivirlas con toda la intensidad de la que seamos capaces, y sólo el tiempo nos dirá si duran

días, como los yogures . . . ,
semanas, como los cartones de leche . . . ,
años, como las latas de conservas . . . ,
décadas, como los buenos vinos . . . ,
o  duran eternamente . . . , 
como los residuos radioactivos . . . 

lunes, 5 de noviembre de 2012

Los Once Mandamientos

Y el undécimo,  "No Molestar"


Yo iba a un cole de monjas cuando era pequeña... 

De todas maneras cuando yo era pequeña, en todos los coles, fueran o no de monjas, estudiábamos religión, no había otra opción, se estudiaba y punto. 
Y llevábamos flores a María en mayo.
Y hacíamos la comunión el año en el que cumplíamos los 8.
Y en la clase de manualidades hacíamos rosarios de teselas.
Y nos enseñaban a coser....
Mil cosas... 
Ninguna de ellas me pesa, unas me han sido más útiles que otras, pero ninguna me ha estorbado. 

Lo que si he llegado a cuestionarme es lo de los diez mandamientos ¿por qué diez? ¿Será que el undécimo no cabía en las tablas sin convertirlas en un tríptico? 

Claramente, no respetamos el tercero. 
El sexto y el noveno, son revisables, nada que ver, como los vivimos, de como nos los enseñaron... 
En cuanto al octavo, hay cadenas de televisión que viven de incumplirlo sistemáticamente. 
Y si hablamos del séptimo, sólo hay que echar un vistazo a las largas listas de imputados en casos de corrupción...
Conclusión, que mi undécimo mandamiento es mucho más práctico y fácil de cumplir, sólo hay que preocuparse de los que nos rodean, no sólo de los de nuestra casa, o de nuestro trabajo, si no de todos aquellos con los que compartimos espacios a lo largo del día.

"EL UNDÉCIMO: NO MOLESTAR"


No puedes llegar al cine tarde, levantar a toda la fila, y luego además salir al baño (en una peli de duración normal).
No puedes ocupar todas las escaleras mecánicas del metro hablando con tus amigos, sin dejar pasar a los que llevan prisa por tu izquierda.
No puedes pasear por una avenida (o senda ciclable) del brazo de tus cuatro amigas, jugando "a tapar la calle..."
No puedes pararte en medio de un semáforo en verde para que los tuyos se bajen de tu coche tranquilamente, mientras el resto de la fila de coches espera.
No puedes pararte a atar el cordón a los zapatos de tu niño, justo donde se estrecha la acera porque hay un quiosco, ponte a un ladito...
No puedes dejar el coche en doble fila en un lado de la calle y perjudicar a los 30 que vienen detrás de ti, si dejándolo 30 metros más atrás, apenas molestas. 
Seguro que todos tenéis algún "no puedes.... " que añadir, si salen muchos los ponemos en una segunda parte....