lunes, 28 de octubre de 2019

Lo intenso también se disuelve

Unas veces se gana, y otras se pierde




No lo escribí entonces, aunque estuve mil veces a punto. Fue justo hace dos años, un día intenso, muy intenso, repleto de emociones. Canté, lloré, reí, vibré, disfruté con todo mi ser. Amaral tuvo la culpa, el concierto en el Wizink era el final de un largo camino, por fin, después de varios intentos fallidos conseguí estar allí. 

Compré dos entradas meses antes, el primer día de la venta, aunque no conseguí ser de las 100 primeras y me quedé sin mi regalo especial. Pero marqué la fecha en mi agenda, primero para la venta anticipada y luego para el concierto, con ese color Rojo Intenso que tienen en mi agenda los eventos de Ocio. Durante todo ese tiempo pensé con quién quería compartir aquella experiencia que para mi era muy importante, y al final decidí que fueras tú. Te lo propuse y tardaste en decirme que sí, pero di por bien empleada la espera, porque la respuesta final fue SI. 

Diréis "un concierto más", "has ido a muchos importantes en los últimos años", siempre bien acompañada: Fito, Manolo García, Ara Malikian, Roger Waters, Caetano Veloso, Caetano e Gilberto . . .

Es verdad, lo he pasado genial en todos ellos, pero Amaral era otra cosa, sabía que iba a ser algo muy emocional, marcó un antes y un después en mi vida el año que me separé, allá por el 2006 "El Universo sobre Mi" se convirtió en mi motor, unos meses antes "Días de verano" me arrancaba lágrimas en la cocina. Años después llegó "Nocturnal", y ha vivido en mis MP3 desde entonces. Me costaría elegir un tema, todos significan mucho, es fácil que encontréis alguna frase de una canción en mis estados de whatsapp, que me oigáis canturrear mientras camino y sobre todo mientras trabajo. ¡Cuantas horas de curro hemos pasado juntas Eva!, tú no lo sabes, pero yo si.

 Y por fín llegó el 27 de octubre de 2017 y me duché y me vestí y salí a vuestro encuentro, primero a juntarme contigo y luego ambos con Amaral, tras tomarnos un vino en un bar cercano. Entramos, buscamos nuestras (estupendas) localidades, y charlamos (de tu barba entre otras cosas) hasta que se apagaron las luces. Cuando la luna llena iluminó el escenario se me hizo un nudo en la garganta que tardé días en digerir. Canté, soñé, sentí todo aquel torrente de emociones a tu lado, por eso tenías que ser tú, con nadie más me habría sentido cómoda al desnudarme de aquella manera ante alguien, lo de quitarse la ropa es una nadería . . .

Desde "Unas Veces se Gana y Otras se Pierde" a "Noche de Cuchillos", "Nocturnal" pasando por "El Universo Sobre Mí", cantando desde el fondo del estómago, mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas (y tú allí parado, no sabiendo muy bien como gestionar ese torrente de emociones), una canción tras otra "La Niebla", "Noche de Cuchillos", "Cazador" y nuevamente un himno para mi, para esta década que toca a su fin: "500 Vidas".

Han pasado dos años, ya no somos los mismos, estamos lejos, muy lejos, ya no te escogería a ti, por eso quizás este año no he comprado entradas para el concierto de Amaral. Ya no formamos parte de la vida del otro, me cansé de ser yo siempre la que se negaba a que nos quedáramos sin. Siempre hemos tenido una relación muy especial, hemos pasado momentos muy intensos juntos, nos conocemos con los ojos brillantes de la emoción y eso es algo que no compartimos con casi nadie, ni tú, ni yo.  Pero todas las historias tienen un fin, cuando alguien abusa de los puntos suspensivos, otro alguien decide poner un punto y final, y esta vez fui yo.