jueves, 20 de agosto de 2015

Anillando, anillando...

¿Anillar aves? ¿Para qué?



Hace algo más de tres años empecé a participar en actividades relacionadas con las aves del Ayuntamiento de Madrid. En las últimas semanas he acudido a varias Jornadas de anillamiento con el grupo Álula y de ellas han venido un aluvión de fotos de aves a mi disco duro y una selección de ellas forma parte de mi cuenta en Flickr (mariandiazram) y en el álbum Guadalix de Facebook.

Al hilo de estas publicaciones, muchos de los que me seguís, de una u otra manera, habéis manifestado interés, reservas, dudas u otras cuestiones relacionadas con la actividad, o un simple "pobrecitos". Por eso, he decidido preparar esta entrada del blog en la que intentar aclarar como se realizan las actividades de anillamiento, cual es su utilidad y que tipo de beneficios se obtienen de las mismas . 

Según cuentan en el propio blog de Álula:

El anillamiento de aves es una herramienta para su estudio, mediante su captura incruenta y posterior suelta. Durante el manejo de éstas se toman una serie de datos, referentes a la edad y el sexo, medidas, peso, estado físico del ave, etc. Todo ésto sirve para un mejor conocimiento de las especies y por consiguiente se obtienen los fundamentos necesarios para su protección. La labor del anillamiento científico sólo puede ser realizada por personas suficientemente cualificadas y autorizadas legalmente.


Obtener información sobre las aves y sus hábitats, es una herramienta imprescindible a la hora de plantear políticas de conservación y/o recuperación.

Y ahora veamos como transcurre una jornada de anillamiento:

El primer dato, es que se empieza pronto, muy pronto. El equipo coloca las redes (redes japonesas de entre 12 y 18 metros de largo) cuando todavía no ha amanecido en ubicaciones apropiadas para el paso de las aves, riachuelos, charcas, zonas de paso, zarzas, espacios que recojan de forma habitual el paso frecuente de aves.



A lo largo de la mañana se realizaran visitas periódicas a las redes, para recuperar los ejemplares capturados. Los anilladores serán los que con toda delicadeza, desenredarán redes y plumas hasta liberar al individuo, que será introducido en una bolsa de tela opaca individual. 



Terminada la revisión de todas las redes, se regresa al espacio de trabajo en el que se procederá a realizar  todos los controles pertinentes:




Lo primero es determinar a que especie pertenece. Se utiliza la denominación latina (universal) y de forma abreviada se registra en las hojas de control. 

Si el ejemplar ya estuviera anillado se anota el registro que figura en la anilla. Si no lo está, se procede al anillamiento del mismo. Las anillas, de distintos diámetros en función del tamaño del ave, son cuidadosamente colocadas alrededor de la pata del ave con unos alicates especiales.



Es el momento de hacer una valoración general del estado del ave, soplando suavemente, su abdomen se verá si tiene placa incubatriz, la grasa acumulada,  si es posible determinar su sexo (no siempre se puede a simple vista y desde luego en los "juveniles" casi nunca). Se hace una valoración de su edad en función del estado de las plumas (como están de desgastadas las plumas y como lleva "las mudas" nos permite saber si es un pájaro de este año o de años anteriores)





Después se procede a tomar una serie de medidas: las alas, alguna pluma en concreto (F8), el pico en ocasiones. Reglas especiales y un calibre son las herramientas utilizadas en este punto. Por último se procede a pesar al ave, en una pequeña báscula digital.



Cuando se han anotado todos esos parámetros en las hojas de control se procede a la suelta del pajarillo que retorna alegremente a su entorno natural. 


Bueno, a veces, nos lo quedamos un ratillo más y los hacemos posar cual modelos en un photocall para luego poder enseñároslos a los que no habéis tenido la dicha de compartir la experiencia con nosotros . . .



Después de varias visitas a las redes a lo largo de la mañana, se da por concluida nuestra jornada de anillamiento. Se recogen las redes, se recoge el campamento de trabajo, y nos vamos por donde hemos venido, dejando todo como si no hubiéramos estado allí. 






Eso si, los anilladores se llevan una hoja de control repleta de datos que luego incorporarán en las oportunas bases de datos.


Y bueno, poco más, sólo contaros que la experiencia personal de participar en este tipo de actividades, es algo irrepetible, que modifica tu manera de ver y escuchar el mundo y que si no os habéis aproximado aún al mundo de la ornitología, ¿Qué estáis esperando?

Estos son algunos de los miembros de Álula, así como un nutrido grupo de amigos y seguidores que participan regularmente en sus actividades. Gracias a todos porque no sólo respiramos aire fresco, nos traemos los pulmones llenos de buen humor y sabiduría, es lo que tiene tan estupendo ambiente. 


Y especialmente gracias a ti, Alfredo Ortega, sin ti, no estaría escribiendo esto aquí y ahora.

Si os han quedado ganas de más, podéis consultar los enlaces que he ido incluyendo a lo largo del texto. Y si aún queréis más, los que os incorporo a continuación:




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