jueves, 26 de julio de 2018

Me estoy haciendo mayor


Aunque no sé si lo suficiente


Estoy comiendo en uno de los restaurantes de la Malvarrosa y con el riquísimo arroz a banda, la maravillosa brisa (es casi viento), mi segundo tinto de verano y la promesa de otros baños, otros ratos de sol en la arena, el café que me traerán un día de estos, en fin todo debería ser perfecto, pero . . .


Pero no debería saber que el niño chillón de la mesa de al lado se llama Álvaro (hasta que le borren el nombre), que Valeria está haciendo guarrerías con la comida en la mesa de enfrente. Qué podemos jugar al pilla-pilla alrededor de mi mesa y ¡No pasa nada!

Yo también he sido niña, y también he sido madre de unos hijos a los que no se ha consentido molestar indiscriminadamente a los demás. ¡Cuántas comidas he hecho yo en nuestro apartamento alquilado de la playa porque el padre de las criaturas llevaba fatal reprender a los niños en restaurantes . . .

En fin, podéis llamarme intolerante, pero tengo poca paciencia para aguantar a los críos maleducados de los demás.

En realidad tengo poca tolerancia con la mala educación de críos, de adultos chillones, de mirones descarados en la playa, de chonis poligoneras, de españoles y de extranjeros, de los que nos imponen su música y de los que hablan como si al mundo en pleno le interesara lo que tienen que contar.


Pues eso, que me estoy haciendo mayor, pero no lo suficiente, a lo mejor luego me hacen abuela y me vuelvo tan permisiva y maleducada como tantas, o no . . .

2 comentarios:

  1. Me estoy haciendo mayor... a mí me pasa lo mismo y recuerdo el comentario de algunas personas al saber que había ido con Sara y Sofía a restaurantes, museos, ... '¡Qué suerte que sepan comportarse!' El padre de mis criaturas si colaboraba en esta tarea, quizá hasta pasándose un poco... Por supuesto que esto da más trabajo que dejar que los niños corran a tu alrededor, no sepan coger los cubiertos o chillen como energúmenos... en cualquier sitio. Igual que tú, esperaré a ver si en el futuro soy una abuela demasiado permisiva.

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    1. Evidentemente, pero no todos los hijos son iguales, y no supone el mismo esfuerzo y el mismo desgaste para todos. En general, los padres son más extremos bien por el lado de la permisividad o por el del rigor, y las madres solemos tener más flexibilidad, ellos son troncos, nosotras juncos...

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