martes, 24 de julio de 2018

Soy mujer de puertas entornadas

¿Dónde están las llaves?


Escribir en el teléfono es siempre más lento y complicado, pero mi portátil se ha quedado en Madrid, por decisión propia, nos hemos dado un tiempo . . .

En fin, hablaba con una amiga hace un rato sobre la necesidad de hacer limpia en las agendas de vez en cuando y me decía que "menuda soy yo haciendo limpias" y me ha dejado pensando.

No es verdad, me cuesta mucho sacar a la gente de mi vida, mucho y permito que se queden aunque no tenga sentido su permanencia porque dejarlos fuera me parece algo parecido a asumir un fracaso.

Hay mucha gente en mi agenda que no tiene sentido que estén, no nos une nada, no tenemos trato alguno, hace mucho que no aportan nada a mi vida, si es que lo aportaron alguna vez, pero tengo reticencias a cerrar mis puertas, me gustan las puertas entornadas.  Aunque muchas veces sirvan sólo para que por las rendijas se cuelen cosas no deseadas, en forma de recuerdos, o peticiones insospechadas, y a veces hasta caigo como la incauta que no me gusta ser.

Después los interfectos o interfectas encima van y cierran la puerta ellos con mucha dignidad y me jode, porque son puertas que debería haber cerrado yo y así me dolería menos y no se me quedaria la cara de boba que se me pone a veces.


Eso sí, entonces aprovecho, cojo las llaves y echo dos vueltas. El primer paso lo dan ellos, pero el definitivo lo doy yo.

2 comentarios:

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