sábado, 14 de julio de 2018

Como convertir un sitio agradable en un lugar especial

O incluso mágico


Todos hemos visitado alguna vez lugares que nos han gustado a primera vista, en los que nos hemos sentido bien desde el minuto uno. No necesitan ser sitios espectaculares, basta con que nos sean gratos. Esos espacios en los que inmediatamente piensas en alguien, y en cuando . . .

Ayer, estuve yo en uno de esos sitios míos, un parque, tengo debilidad con los parques. 

Los parques son como yo, sitios llenos de vida, cambiantes, que se reinventan en cada estación, que asumen el paso de los años, que a veces se agostan para luego volver a reverdecer, que se quedan quietos esperando que pase el invierno, para brotar con más fuerza. Que se adaptan a las estructuras que marcan sus caminos interiores, y sus vallas exteriores. Que se dejan ayudar cuando necesitan regenerarse, tras alguna experiencia devastadora; que se muestran misteriosos bajo las luces eléctricas; brillantes bajo cielos cubiertos y radiantes y cálidos en los días soleados. Si, me gustan los parques urbanos, porque son como yo, o yo como ellos . . .

Y ahora os cuento mi secreto para convertir un lugar guay en un sitio especial, y hasta mágico: PERSONALIZARLO.

Llenarle de vida, de experiencias, fotografiarlo y compartir las fotos, pasearlo en cualquier época del año, y sobre todo COMPARTIRLO. 



Llevar a todos los que merezcan la pena a disfrutarlo contigo, porque aunque después continúen, o no, en tu vida, dejarán su impronta, y con esa cualidad que tenemos (la mayoría de) los humanos de recordar las cosas buenas, conseguirás que en cada rincón te asalte una buena sensación, un buen recuerdo, y cada visita a ese sitio se convertirá en una experiencia sensorial perfecta:

Aquí nos comimos unas ciruelas, aquí preparé aquella exposición oral en portugués; por estas pistas corre él; por estas avenidas paseamos cogidos de la mano, en estos bancos sombreados charlamos, mientras nos mirábamos intensamente como anticipo de lo que vendría después. 





Esas flores cambiantes, esos olivos viejos, esas coloridas fuentes ahora dormidas, esos paseos rectos y los sinuosos también, todos ellos han sido testigos de muchos momentos dichosos, por eso, en cuanto tengo la más mínima oportunidad vuelvo al Parque de Santander, me impregno de sus aromas, de sus voces, de los recuerdos que emana, y SIEMPRE salgo reconciliada con el mundo.
  

Todos sabéis quienes sois . . . Así que sólo daros las gracias por ayudarme a convertir este lugar en un lugar mágico, ya sabéis que yo necesito poner magia en mi vida, tanto como respirar.




2 comentarios:

  1. Por aqui pasea una persona muy especial y con mucha sensibilidad sigue recorriendo
    lugares que te den energia para cada dia.

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