Los clientes de "-5" me caen mal, y los viernes incluso los de "-10".
Un montón de horas abiertos, un montón de tiempo esperando, dedicándonos a atender a unos y otros, a escuchar, a explicar, a solucionar, a resolver, a atender, a servir, a despachar, a cobrar . . .
Cuando va faltando poco para el cierre, vamos pensando: "ya recojo, cierro, apago el ordenador, hago caja, limpio el mostrador o cada cual lo que tenga que hacer antes de terminar y salir de trabajar, y entonces, a menos cinco . . .
- llega el cliente que no sabe si está en el sitio correcto, porque realmente no sabe lo que quiere, y mucho menos explicarlo.
- llega el cliente que dice haber recibido una carta que no termina de encontrar en su abultada y desordenada carpeta (que ha tenido toda la mañana para organizar).
- llega el cliente que afirma que el "turnomatic" o aplicación similar se "ha saltado su número" (así, caprichosamente).
- llega el cliente que viene a presentar un papel que no ha rellenado, y que por supuesto no trae boli, ni gafas, ni DNI, ni la autorización de su familiar.
- llega el cliente que no sabe si quiere cuarto kilo de jamón serrano en lonchas, "o no, mejor, ponme medio kilo de lacón en tapitas y un poquito de york en lonchas muy finitas, y . . . no sé, si llevarme un poco de queso o chicharrones, ¿qué tal sale el chorizo cular?".
- llega el cliente que quiere un café cuando estás a punto de apagar la cafetera, "bueno, no, mejor un té, o si no ¿tienes coca-cola light sin cafeina del tiempo?".
- llega el cliente que quiere un disco, "de ese chico si, ese que canta eso de . . . tarará , tarará y que sale en un anuncio de la tele, si hombre, como no lo vas a saber, la canción esa que se llama . . . cachis, que dice baby . . . y tocan la guitarra . . .".
- llega el cliente que quiere el último libro del autor "ese de las gafas, el que se murió hace un par de años o cinco como mucho, algo de un pájaro . . ."
- llega una madre que sólo quiere hablar contigo 5 minutos mientras te pones el abrigo, y te cuenta la vida y milagros de su tatarabuelo.
- llega un cliente, que necesita un pantalón pero no se acuerda de su talla, no tiene claro si lo quiere de vestir o vaquero, y sólo sabe que no lo quiere verde, y no sabe si combinarlo con una chaqueta de cuadros o de rayas, "aunque a lo mejor me venía mejor una de punto lisa . . . sácame una de cada".
Estoy segura que todos los que atendéis público en vuestro trabajo sabéis perfectamente de que tipo de cliente estoy hablando, ese que a mitad de la jornada toleras con resignación, y lo sobrellevas, pero cuando ves como la aguja grande de tu reloj se aproxima libidinosamente al 12 (o equivalente) no te gusta NADA, NADA, y si es viernes, directamente le odiarías, si no fuera porque es viernes y estás a punto de marcharte, y no es momento de odiar a nadie.
Pero si sólo algunos atendemos público en nuestro trabajo, absolutamente TODOS somos clientes en algún momento, así que procuremos no ser "clientes de menos cinco".
Y sí. He pensado en vosotros cuando lo he escrito, así podéis decir algo al respecto y/o ampliar en los comentarios.
(Todo ello es extrapolable a y 25 si acabas a y 30, a los lunes si libras los martes, o cualquier otra variante que determinen tus condiciones de trabajo)
jaja cuanta razón, yo de esas tengo para un libro y es de las cosas que no me hago con ellas, pero tengo comprobado que o las afronto con calma o se me alargan todavía mas, que te voy yo a decir que tu no sepas.
ResponderEliminarAdemás este tipo de personajes llevan otro defectillo de serie muchos de ellos que me molesta casi mas aún y es que ni si quiera se toman la molestia de saludarte al llegar, un simple "hoLa" "buenas tardes" les cuesta mas que soltar su dinero, vaya banda!!